viernes, 3 de julio de 2009

Joan Manuel Serrat, Disculpe el Señor


Disculpe el señor, si le interrumpo pero
en el recibidor hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted. No piden
limosna, no, ni venden alfombras de lana, tampoco
elefantes de ebáno, son pobres que no
tienen nada de nada. No entendí muy bien si
"nada que vender" o "nada que
perder", pero por lo que parece tiene usted
alguna cosa que les pertenece. ¿Quiere que
les diga que el señor salió?,
¿que vuelvan mañana en horas de
visita?, ¿o, mejor les digo como el
señor dice: "Santa Rita...lo que se da
no se quita"...? ...se nos llenó de
pobres el recibidor, y no paran de llegar desde la
retaguardia, por tierra y por mar. Y como el
señor dice que salio y tratándose
de una urgencia me han pedido que les indique yo
por dónde se va a la despensa, y que Dios
se lo pagará. ¿Me da las llaves o
los echo? Usted verá que mientras estamos
hablando llegan más y más pobres, y
siguen llegando. ¿Quiere usted que llame a
un guardia y que revise si tienen en regla sus
papeles de pobre...? ¿"Bien me
quieres, bien te quiero, no me toques el
dinero...? ...pero este asunto va de mal en peor.
Vienen ya millones y curiosamente vienen todos
hacia aquí. Traté de contenerles
pero, ya ve, han dado con su paradero. Estos son
los pobres de los que le hablé, le dejo con
los caballeros y entiéndase usted. Si no
manda otra cosa me retiraré, si me
necesita, llame. Que Dios le inspire o que Dios le
ampare, que ésos no se han enterado que
Carlos Marx está muerto y enterrado...

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