domingo, 10 de mayo de 2009

Medios masivos.


Con la función de informar, se han dispuesto en las sociedades modernas medios de comunicación que tienen el deber de informar los acontecimientos políticos sociales y económicos que suceden en los países y en el mundo en general. Mientras que los medios preparen sus noticias, las resuman y las elijan, suponiendo lógicamente que no todo lo que PASA puede ser transmitido masivamente a las gente, este sistema no es mas que una manera de asegurar que las personas no sean ajenas a lo que sucede a su alrededor. Una vez que la gente es debidamente informada, empieza un proceso de formación de la opinión, que una vez que se expande a un ámbito global por así decirlo, se forma la llamada opinión pública. El problema que surge es que los medios masivos de comunicación no pueden nunca ser ajenos a lo que la gente opine, ya que estos tienen ciertos intereses, los cuales se plasman en cada noticia. La gente que escucha estas noticias ya influidas por los encargados de informar pasa a opinar de manera similar, formando su juicio critico en parte basado en lo que los medios le dicen. Cuando esto se da en una persona sin educación, podría hasta incluso decirse que la persona pasa a repetir lo que los medios le dicen. Entonces es aquí donde la opinión pública y los medios masivos de comunicación forman un vínculo demasiado estrecho. Es sorprendente a veces observar como la gente en general tiende a opinar de la misma manera que el noticiero. Es, además, una conducta incesante, ya que los medios informan sin cansancio, y esto causa que aquella persona que consume lo que la tele le dice nunca pare de ser influida por el pensamiento de la corporación que controla el canal que vea. No sería loco decir entonces que muchas veces la opinión pública es casi equivalente a la opinión del medio que informa a esas personas que le dan el nombre de pública a la opinión. Sin embargo, también es importante destacar que la relación medio-usuario no puede ser sólo definida como un atosigamiento de los medios que obligan a las personas a consumir lo que consumen, ya sea una cierta ideología política o alguna simple opinión sobre hecho triviales. Las personas, de por sí, se forman con una cierta ideología y aquellos que tienen la posibilidad de comprar un diario, por nombrar una de las tantas maneras en que los medios de comunicación son representados, eligen comprar ese diario porque les parece que en cierta medida lo que se informa allí concuerda con la opinión del lector. Es así como se forma una relación reciproca entre los autores y dueños del diario y aquellas personas que consumen ese diario. Mientras que los dueños tienen la intención de hacerle pensar al lector de cierta manera, el lector también paralelamente piensa que el diario va con su forma de pensar. De todas formas es necesario decir que no es la idea que los medios de comunicación masivos manipulen muchas veces la opinión pública, porque de esta manera los medios se apropian de un poder que le pertenece exclusivamente al pueblo, y este es el de emitir opiniones que no pocas veces en la historia han derrocado gobiernos o hacer desaparecer de la escena algún político. No es menor el poder de la opinión pública, entonces no debería sorprender que este poder sea deseado por importantes grupos económicos que pretendan adueñarse de medios de comunicación, sabiendo que estos son absolutamente capaces de convencer a mucha gente sobre varias cosas. Existe un proyecto del oficialismo sobre una nueva Ley de radiodifusión, que en caso de ser aprobada reemplazaría a la ley actual vigente desde la dictadura militar, donde lógicamente el gobierno de ese momento no tenía como objetivo promover la libertad de expresión, sino todo lo contrario. Esta nueva ley es criticada por los grandes grupos económicos que son dueños de los grandes medios masivos de comunicación. Es obvia la razón de la crítica. En el caso de que la ley fuese aprobada, estas corporaciones se verían estrictamente limitadas para comprar más medios de comunicación y así expander sus posibilidades de formar la opinión pública para su propio provecho e intereses. No podría un grupo económico comprar más de determinada cantidad de medios, obligando a una diversificación de la información y en consecuencia a una diversificación de opiniones. Es por eso que no debemos dejarnos llevar por lo que puedan decir estas corporaciones sobre la ley de radiodifusión. Piénsenlo así: supongamos que yo tengo un negocio que vende chocolates, y mi objetivo es expandirme vendiendo cada vez más chocolates y comprar cada vez más empresas que venden chocolates para eliminar la competencia. Ami me va cada vez mejor, compro cada vez mas fabricas, hasta convertirme prácticamente junto con algún otro fabricante más el único productor de chocolates de Argentina. Supónganse que cada vez que yo compro una fabrica de chocolates, esos se convierten en mis chocolates y yo los hago de un mismo sabor, la gente ya no puede de repente probar un chocolate que no sea el que yo vendo, porque no hay otro, o conseguirlo se torna muy difícil. Entonces un día viene el Gobierno Argentino y me dice que yo ya no puedo comprar mas fabricas de chocolates, que la gente debe ser libre de consumir los distintos gustos y que por lo tanto no puedo adueñarme de más fabricas, luego me dicen que ningún otro empresario que venda chocolates puede apropiarse de varias fabricas, de manera que obligadamente puedan existir pequeñas fabricas de chocolate independientes que deleiten a la gente de su barrio, y que a su vez existan miles de fabricas de chocolates, con miles de sabores distintos. Si esto sucediera, yo, como dueño de la fabrica que todo solía comprar y todo solía apropiar en materia de chocolates, me vería muy perjudicado, y haría lo posible para hacerle creer a mis consumidores que lo que dice el gobierno no está bien, que no hay nada malo en que exista un solo sabor del chocolate, y que por lo tanto la ley es mala, MUY mala. Los invito a que apliquen este caso de los chocolates en la Ley de radiodifusión, y vean que los dueños de los medios de comunicación son como los dueños de todo el chocolate, y que bajo ninguna circunstancia querrán que esta ley sea aprobada, haciendo todo lo posible para que la gente crea lo mismo. Existen periodistas de primer nivel en Argentina que defienden la sanción de la nueva ley, argumentando que esto significaría un gran paso en materia de desarrollo de la libertad de expresión en nuestro país. Existen también aquellos que la critican, y ya sabemos quienes son. También hay organismos internacionales que hablan de la Ley como herramienta para censurar a los medios de comunicación y regular lo que estos dicen. En mi opinión, hace rato que deberíamos habernos dado cuenta de qué quieren o pretenden los organismos internacionales de países como el nuestro, victimas de la globalización y del neoliberalismo que nos hemos empobrecido, SIEMPRE siguiendo las pautas de estos organismos. Basta con nombrar al FMI, organismo económico que durante décadas ha emitido su opinión sobre lo que nuestros países deberían hacer en supuesto beneficio nuestro, y nos han mentido, y tanto nos han mentido que si por algo estamos mal es por haberles hecho caso a ellos, y las veces que no lo hicimos o intentamos no hacerlo nos callaron violentamente con dictaduras y represión. Es por eso que ante la actual opinión de este organismo criticando a la nueva Ley de Radiodifusión no tengo más que decir que no deberíamos hacerles caso a ellos, si queremos llegar a buen puerto. Debatamos, hablemos, dialoguemos entre nosotros, para ver que es lo que nos informa y que lo que no nos informa.

Nicolás EL Lakkis

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